Importancia de los Mitos

Hoy decimos "eso es un mito" para decir que es un cuento o una mentira. El pragmatismo a ultranza, el utilitarismo técnico de la ciencia, el racionalismo secante y la superficialidad de la historia, nos están llevando al borde de la destrucción de nuestra humanidad, a la corrupción de nuestras conciencias, y a la explotación impune del hombre y de la mujer tanto a nivel personal como social.
Herederos de una cultura occidental racionalista hemos considerado al mito como a algo engañoso, falso v erróneo. Y sin embargo desde hace unos cuantos años algunos estudiosos han llegado a la conclusión, a la misma que ya llegaron los pueblos primitivos, de que los mitos son algo real e importante, son una historia sagrada tan real como la historia científica. Es la profundidad de la historia, del cosmos, del mundo, de la humanidad. Es la hondura que tanta falta nos hace para liberarnos de las lacras que hemos anunciado más arriba.
Otra cosa es que debemos saberlos leer de nuevo con nuevos ojos en cada época y saberlos interpretar para el fin que fueron escritos o simplemente relatados.
Con el menosprecio de los mitos hemos perdido nuestra propia identidad. ¿A quiénes les interesan los mitos aymaras, quechuas o guaraníes? Sólo a los propios pueblos originarios y a algunos investigadores, Y sin embargo allí está nuestra historia sagrada, nuestro origen, nuestra identidad, como también hoy lo está en la Biblia, si la leemos como el auténtico mito que es.

El Familiar


Las grandes empresas azucareras de Jujuy, como las de Salta y Tucumán, lograron su riqueza y rápida prosperidad gracias a "El Familiar". Así dice la leyenda, y así lo han oído todo aquellos que trabajan en los ingenios, peones o profesionales, empleados o capataces.

El origen del mito es paralelo con el desarrollo industrial del noroeste Argentino, pero el numen argumental deriva del primer pacto
que el hombre celebra con Satanás, en otras palabras "El Familiar" es Satanás.

Los dueños de las grandes fabricas han cedido a la tentación y le prometieron el alma a cambio de la riqueza. El diablo acepta el
negocio pero se quedara cerca, escondido en oscuros sótanos o siniestros galpones, para vigilar el estricto cumplimiento de las
cláusulas del contrato.

Una de ellas establece la obligación por parte de los propietarios, de entregarle un obrero por año que será devorado sin compasión por "El familiar", que para ese menester, habrá adoptado la forma de una enorme serpiente a quienes todos conocen como el "Viboron". Únicamente lo ven por primera y ultima vez aquellos que serán devorados.

Es común en los Ingenios, que con la ultima molienda de caña de azúcar, se arroje a los trapiches un muñeco que representa al obrero que los propietarios del Ingenio deben entregarle a Satanás, para así conformarlo y no llevarse a nadie más.

En otras versiones, El Familiar toma el contorno de un feroz y enorme perro negro sin cabeza que como el Viboron aguarda se cuota de carne humana agazapado en los tenebrosos rincones del ingenio.

Entre los miles de zafreros (Cosechadores de la Caña) que año tras año dejaban los ocres pueblos de la puna para levantar la cosecha en los ingenios del Ramal, no faltaban uno, dos o más desaparecidos por mil razones distintas, que servían para avivar el recuerdo terrífico del Familiar y aumentar el resentimiento del obrero misérrimo para con los patrones rodeados de opulencia.

Las condiciones del trabajo fueron cambiando con el tiempo y esta leyenda fue perdiendo adeptos. Hoy en día el Viboron es un capataz odiado o un jefe de sección arbitrario.

1 comentario:

  1. Además de la historia de la leyenda El Familiar, que ya conocía, coincido en todo con lo expresado en "La importancia de los mitos"

    ResponderEliminar